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viernes, 18 de junio de 2010

Larvas: Los Espíritus Efímeros




Se llaman "Larvas" a aquellas entidades que los Nigromantes solían evocar. No eran demonios ni elementales, éstos eran más fáciles de convocar y de manejar. Para dominar a estas extrañas formas, era necesario colocarse en un estado excepcional que tiene algo del sueño y de la muerte.

Los grimorios describen a las Larvas como sustancias muertas o moribundas, las cuales pueden llegar a hablar pero sin razonar, como si fuesen reflejos de la mente del evocador. A finales del siglo XIX las Larvas adquirieron nuevos impulsos cuando los teósofos las compararon con ciertos espíritus hindúes. Pero en el imaginario medieval, muy lejano a las revoluciones de la mente oriental, las Larvas se asociaban naturalmente a los muertos.

La tradición medieval creía que el espíritu se disolvía lentamente, evaporándose como una nube de incienso y subiendo hacia las regiones celestes. Pero si el hombre había vivido en el crímen, el espíritu se negaba a abandonar el cadáver; buscaba los objetos de sus pasiones queriendo renovar la vida. Atormenta los sueños de sus familiares, vaga por territorios profanos, bañándose en los vapores de la sangre esparcida por los magos negros, y se arrastra por los sitios en donde disfrutó de los placeres de la vida. El Nigromante sabía todo ésto y lo aprovechaba. Se divertía ante la visión de un espectro que se consumía intentando crearse órganos para vivir. Pero las Larvas tenían una existencia limitada. Muy pronto la naturaleza les aspiraba y les absorbía. Los antiguos vicios se aparecían ante el fantasma, lo perseguían con figuras monstruosas, atacándolo, devorándolo lentamente.

Las Larvas en la antigüedad

Las Larvas también eran conocidas por los etruscos y los romanos. Las consideraban como espíritus malignos, fantasmas de los muertos que no habían encontrado descanso en la tumba; y que debían volver a recorrer el mundo durante las noches para expiar sus crímenes.

Una de las formas que adquiere su maldad es la de adherirse a los pasos de los hombres para arrastrarlos al crimen, aunque también se conformaban con atemorizarlos. Se los conocía también con el nombre de Lemures.

Desde la época de Rómulo se les ofrecían ciertos festivales llamados Lemurias, los días 11, 12 y 13 de mayo, durante las cuales no se celebraban bodas y los templos de las otras deidades estaban cerrados.

Durante estas celebraciones nocturnas se tocaban tambores, con la creencia de que las Larvas temían al ruido, y que al oírlo desaparecían; también se quemaban ciertas semillas en los cementerios, cuyo hedor los alejaba, mientras se pronunciaban determinadas letanías y conjuros.


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Filosofia Gotica

EL GOTHICO NACE MAS ALLA DE LA LUZ..EN CUALQUIER ZONA OSCURA

AMOR A LA OSCURIDAD Y A LO QUE TODO ELLO CONLLEVA

AMOR A LA VIDA, A LA MUERTE, A LA OSCURIDAD O A LA MELANCOLÍA.




El miedo y los horrores son de lo más indispensables si se desea conocer en realidad al ser humano en su plenitud. Tal vez la ignorancia en la ciencia del conocimiento humano se deba al falso pudor de quienes no se han atrevido a escribir sobre de ello. Encadenados a sus prejuicios y temores, se limitan a relatar puerilidades que todo mundo conoce, sin aventurarse a bucear en los siniestros laberintos, plagados de fantasmas, del alma humana, ni a describir y a comunicar sus descubrimientos a sus semejantes. Los góticos sí lo hemos hecho y lo hacemos, mas no todos. La prisión de la vida que delatamos es la imagen de la soledad de un universo habitado por las monstruosas criaturas que atormentan al espíritu. Los góticos somos en el fondo el símbolo de la incomunicación, de alcanzar una comunicación imposible, de reflejar toda esa pesadez que es la vida, todo el orgasmo que son los sentimientos, pero que tal parece nadie capta. En todo caso, los señalamientos que caen sobre los semejantes se convierten en placeres para nosotros.
Los góticos proponemos que el miedo sea sacado de lo oculto y lo irrelavantemente convencional y elevado a la realidad obscura del destino humano. El conocimiento científico nos ha enseñado que el mundo es discontinuo; que la noción de vida no es más que un existir entre los momentos de un tiempo dividido y que éste se transforma del sueño a la vigilia. Así, el aspecto último del mundo y del conocimiento es la muerte: un saber del que se puede obtener un placer ignoto. Así el gótico busca esa convivencia con uno mismo, esa escape de la cotidianidad, ese experimentar al máximo los sentimientos.

La filosofía gótica es difícil de entender, puesto que esta está allí pero cada quien la interpreta como la entiende y como la siente. Entonces se tratará de explicar brevemente y sencillamente.


El gótico refleja que la sociedad nos tiene oprimidos y sojuzgados a un sistema nihilista y totalitario el cual no nos deja ser y nos quiere tener alienados, así se podría decir que estamos muertos, a pesar de que estamos vivos; solo estamos condenados a morir ya que es para lo único que nacemos y lo único seguro que tenemos, así el gótico trata de despojarse de todo eso y experimentar y encontrar en uno lo que la sociedad y el mundo no dan, esos sentimientos, esa alegría y esa sonrisa de decir hola. El gótico refleja esa soledad que tiene la gente a pesar de estar rodeada por mas gente. De esa muerte que nos espera a cada momento en cualquier lugar. El sentir los sentimientos al máximo, sea cual sea este y que en cualquier momento podemos morir.

La sociedad reprime la expresión de sentimientos, a menos que sea con fondos comerciales, así que el gótico refleja esa indiferencia a la vida y a los sentimientos, a la belleza a lo efímero a lo etéreo a lo mágico a lo humano, esa indiferencia que se convierte en armagedon interno de emociones y sentimientos, en un éxtasis emocional propio.

El vestirse de negro, el maquillarse, el tener muchas perforaciones o tatuajes es por estética, por mostrar algo que nos gusta y que nos hace ver bien, cuando en nuestra sociedad los modelos estéticos de belleza los dan la televisión y no el gusto personal. En todo caso cada vestimenta, tipo de maquillaje, perforación, tatuaje etc. etc. solo tiene un significado y ese es un significado personal.
El gótico es en pocas palabras dolor, miedo, angustia, sátira y soledad. Es en realidad una forma de vivir marginalmente en este mundo. Es hacer de la vida lo que se desea, sin tener que involucrar a otros que no nos entiendan, es tolerar la existencia y libre pensamiento, es crear libremente lo que se crea conveniente, es eyacular mentalmente con el orgullo de saber lo que se está haciendo, es en realidad una forma de vida, una manera de pensar.


El gótico es muerte pues es lo único justo, es la mitad entre el paraíso y el infierno, no hay cosas buenas ni malas, es lo objetivo, es la muerte, lo real, lo único seguro de todo, no-dios, no-diablo, no amo, no esclavo la muerte es la única manera de salir con los honores propios.

El gótico es miedo, pues la humanidad lo causa por sí misma.

El gótico es angustia y desesperación por no poder convencer al mundo de sus errores y no poder hacer entender al hombre que nos estamos asesinando los unos a los otros, que no hay justicia, que estamos cansados de eso, hartos de no poder vivir y que nos tenemos que refugiar en nosotros mismos para gritar, para vivir, para sentir, para ser, para gritar “¡ya no puedo más!" Y entonces aislarnos de ellos y hundirnos en una depresión para siempre, en una soledad en compañía.

El gótico es un sueño en el que podemos ver nuestras fantasías y hacerlas realidad… a nuestra manera.

Gótico es pues el poner la existencia del hombre frente a las dos realidades más absolutas e ineludibles de nuestra realidad: la vida y la muerte.

Ideología gótica

Definir una ideología para la subcultura gótica es difícil por varios motivos. El primero es que si bien existen patrones, aspectos comunes en casi todos los góticos, cada miembro define su propia concepción de la subcultura, es decir, cada uno define lo que significa ser gótico. Por otra parte, el otro problema se basa en que a menudo la ideología gótica es de naturaleza "apolítica". Mientras que el desafío a las normas sociales era un "negocio" muy arriesgado en el Siglo XIX, hoy en día es bastante menos radical. Así, la importancia actual de la rebelión de la subcultura gótica es limitada, principalmente porque la cultura gótica ha sido asimilada por el comercio masivo y despojada de su identidad como cultura, pasando a ser un objeto de ventas más del capitalismo occidental.


A diferencia del movimiento hippie o el punk, la subcultura no tiene un pronunciado mensaje político y no llama explícitamente al activismo social. El grupo está marcado por un énfasis en el individualismo filosófico, la tolerancia y el gusto por la diversidad, una fuerte relevancia de la creatividad y el arte, una tendencia hacia la intelectualidad, algún tipo de espíritu de comunidad (al estilo underground), una antipatía por el conservadurismo social y una fuerte tendencia hacia el cinismo, aunque estas ideas no son comunes en todos los góticos.

La ideología gótica está basada mucho más en la estética y en ciertos gustos culturales generalmente compartidos, que en ideas éticas o políticas claramente definidas. Sin embargo, debido a que dentro de esta cultura existe cierto gusto por la filosofía de corte disidente, algunos góticos pueden tener tendencias políticas personales que van principalmente desde el anarquismo (o aproximaciones a este) al liberalismo social; pero generalmente no ven esto como una parte fundamental de la identidad del grupo, aunque parcialmente les pueda parecer relevante el factor político por las implicaciones disidentes de su filosofía cultural.

Pese a todo, una afinidad política es generalmente vista como una cuestión de conciencia personal, y, al contrario del movimiento punk, hay pocos choques entre ser gótico y tener una tendencia política. El valor que la gente joven le otorga al movimiento se evidencia en el hecho de que la subcultura aun sigue existiendo, después de que otros movimientos de los años 80 como los “New Romantics” han desaparecido.

¿Gótico?

El Gótico es una subcultura, un estilo, una manera de pensar. El hilo común en la subcultura gótica es una apreciación por la dicotomía de la vida, el contraste entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, con la conciencia de que no hay una sin la otra, y la idead de que los juicios y valores asignados comúnmente a lo distinto no son necesariamente ciertos.

Los góticos tienden a tener un sentido del humor oscuro y perverso, le tenemos amor a la literatura, a la historia, a la música, a la poesía, a la belleza, a la fealdad, a lo viejo, a lo raro, a lo arcano, lo profano, lo distinto, lo pálido, a los ojos delineados, y uñas negras, a los libros, vampiros, al teatro, a la muerte, al amor a la vida, a la tristeza, a las lágrimas, a la melancolía, etc.

Tratar de clasificar lo gótico es inútil, tal como los sentimientos, el espectro de intereses, estilos y actividades difieren, como todo, mucho entre cada persona, algunas veces el aspecto exterior puede ser similar, e incluso esto no es suficiente para relacionarnos con personas con aparentes gustos afines. Finalmente el amor por la oscuridad parecemos compartirlo.

La subcultura gótica frecuentemente se desarrolla alrededor de la escena musical, la que probablemente emerge como una evolución del Punk en Inglaterra. Incluso ciertas bandas consideradas como "clásicas" como Siouxsie y The Banshees eran considerados como grupos con marcadas tendencias Punk. Además existe un lazo estrecho entre la escena gótica clásica y las tendencias industriales, hecho que se manifiesta en la preferencia de algunos góticos por la piel y el vynil, fuera del clásico terciopelo.

Gran parte de la subcultura gótica es muy rica y reflexiva. En especial la literatura, con todos los autores y la gama de sentimientos y miedos que despiertan con sus oscuras letras. O el cine de culto, películas viejas, cine mudo, etc.

En conclusión, el gótico no es mas que una expresión de la belleza, la elegancia, el sentimiento y el arte, juntos en un movimiento tan vasto, tan rico, como lo puede ser el alma.
Fuente: http://gothicospace.webs.com/apps/blog/


Descargar Documento : http://oron.com/hq2m1kfnppf1/Filosofia_Gotica.doc.html

El Krampus

El Krampus en un demonio navideño que atemoriza a los niños que se han portado mal durante el año.


El Krampus

Los niños del centro y norte de Europa saben que deben llevar una buena conducta porque si no San Nicolás (Santa Claus o Papá Noel en su cultura navideña) no les entregará regalos, y en su lugar aparecerá un demonio que viene con el propósito de llevarse a los niños malcriados a un ardiente mundo subterráneo. Esta es la leyenda del Krampus, el castigador de mocosos desobedientes y con mala conducta en vísperas navideñas.
Demonio Navideño
La palabra Krampus proviene del antiguo alemán “krampen”, que significa garra. En el continente europeo es conocido con muchos nombres, como: Knecht Ruprecht, Klaubauf, Pelzebock, Schmutzli y el común Krampus.
Este demonio aparece en la tarde del 5 o 6 de diciembre, merodeando las calles durante dos semanas haciendo sonar campanas y cadenas oxidadas que usa para asustar con su presencia. Su apariencia es representada por una criatura parecida al íncubo, con un rostro diabólico acompañado de una larga lengua roja, con cuernos en la frente y mirada enfermiza. Su cuerpo está cubierto por un oscuro y tupido pelaje, sus patas son similares a las de un fauno. En muchas imágenes es ilustrado con una canasta en su espalda, donde lleva los niños malos para después llevarlos al infierno.


En otras culturas el Krampus también es representado por un viejo con barba cerrada y pelo canoso, su aspecto es el de un ermitaño, con el pelo desaliñado, pero que recuerda mas al San Nicolás que premia a los niños buenos.
Origen pagano
La existencia de esta criatura era una creencia común en aldeas de los Alpes, en especial por las tierras de Austria y Hungría. Su antigüedad puede rastrearse hasta diez mil años atrás, mucho antes del nacimiento de Jesucristo.
La influencia alemana del siglo XIX esparció el mito del Krampus en Croacia, la República Checa, Eslovaquia e incluso llegó hasta el norte de Italia. Las raíces nórdicas de Europa fomentaron la tradición del Krampus. En la edad media de Europa las fiestas navideñas se asemejaban más al día de brujas “Halloween” porque los campesinos se disfrazaban del demonio navideño para salir a pedir bebidas y comida.
La religión católica condenó y exilió esta leyenda por ser un demonio pagano, sin embargo a finales del siglo XX las fiestas de disfraces y eventos sociales revivieron la esencia del Krampus por medio de espectáculos donde las personas se divierten personificándolo y asustando a la gente en divertidas cabalgatas.
Cuernos de carnero, lengua larga y roja y tupidas pieles son sus señas de identidad.
Las dos caras de la Navidad
La antítesis siniestra de San Nicolás es el Krampus, ambos hacen presencia el 6 de diciembre, San Nicolás para premiar a los niños buenos con regalos y caramelos y el Krampus para castigar a los niños que San Nicolás no visita. Este malvado personaje atormenta a los niños hasta conseguir que se arrepientan, los que no lo hacen son capturados y llevados en una cesta hasta el Infierno.
En Austria, durante el día de San Nicolás, llamado también la noche de Krampus “Krampusnacht”, muchos adultos vestidos de esta criatura comienzan un antiguo ritual conocido hasta el presente como la "Carrera del Krampus", en el que los disfrazados portan antorchas y se abren paso por las calles asustando y fustigando con ramas secas a mayores y niños.
Esta popular práctica europea sucede usualmente durante el solsticio de invierno. Lo más importante son las máscaras, las cuales añaden drama para jugar a ser la mítica criatura. Los artesanos y aficionados las elaboran con anticipación y esfuerzo, usando como material principal madera policromada que decoran con símbolos, visten pieles de cordero y cuernos. Portan objetos como cadenas, bengalas para hacer fuego y un cesto para hacer el espectáculo más real. Hay que resaltar que este disfraz pesa cerca de 40 kilos, sin embargo los Krampus locales no paran de moverse y asustar al público. El final del evento sucede cuando aparece San Nicolás, momento en que los Krampus lanzan sus máscaras al suelo simbolizando el triunfo de la luz sobre la oscuridad.


En el folclore croata el Krampus es la representación de los malos espíritus y el campeón de las tinieblas. La relación entre San Nicolás y Krampus es una analogía de la eterna lucha entre el bien y el mal.
El Krampus moderno
En la actualidad la leyenda del Krampus se ha popularizado y jóvenes de muchas regiones de Europa, en especial Austria y Hungría, salen disfrazados para hacer la carrera del Krampus. En este evento los jóvenes caminan por las calles con el atuendo del demonio, asustando a niños, jovencitas y también adultos. En algunas zonas rurales hay Krampus que salen con palos de abedul, instrumento con el que flagelan a niños, y en especial a mujeres adolescentes. Pero como en toda celebración hay altercados con casos de jóvenes vestidos de Krampus que tras haber bebido demasiado han causado disturbios y peleas.
El crecimiento de interés por este personaje se debe en gran parte a la popularidad que San Nicolás adquirió en el siglo XIX. Por ello se crearon postales e imágenes de Krampus, esta publicidad también comenzó en 1800s y su fama llegó al máximo en 1914, al principio de la Primera Guerra Mundial.
Las tarjetas del Krampus representaban el lado travieso de la temporada, con connotaciones sexuales por medio de figuras descaradas. Ciertas imágenes tenían
aspectos perversos y atemorizantes.


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¿Existe realmente el Mal de Ojo?



“Hay miradas que matan”, dice una expresión popular. Se trata, sin duda, de lenguaje figurado, de una manera de referirse metafóricamente a esas miradas que se lanzan cuando uno desea, por cualquier motivo, que su interlocutor desaparezca en un instante. “Le fulminó con la mirada”, se dice también para que no quepa duda sobre la intención, consciente o no, que alienta tras esa forma de mirar. Pero ¿se puede realmente matar con la mirada?

Para el escritor del siglo XVIII Jacques- Albin-Simon Collin, más conocido como Collin de Plancy y autor del famoso Diccionario infernal, la respuesta es, categóricamente, sí: se puede matar con la mirada. En su citada obra, Plancy recoge tradiciones y creencias que así lo aseguran, afirmando, por ejemplo, que las brujas de Iliria, en la costa adriática, eran tan poderosas que “embrujaban terriblemente a los que miraban, llegando a matar si miraban muy fijo”.
En general, se atribuye este poder a todas las brujas, y de las italianas en concreto Plancy afirma que les bastaba una sola mirada para “comerse el corazón de los hombres y el interior de los melones”, equivalencia realmente sorprendente pero que, en cualquier caso, no parece fomentar la buena salud de quien recibe esa intensa ojeada. La creencia en el poder de la mirada para provocar, entre otros males, la enfermedad y la muerte, viene de muy antiguo. Es el temible mal de ojo, del que ya se quejaba Virgilio, poeta latino del siglo I a.C., cuando exclamaba en unos versos de su obra Las bucólicas: “No sé qué ojo aoja a mis tiernos corderos”.

Y es que ese maleficio instalado en la mirada puede causar mil desventuras allí donde se posa, agostando campos, enfermando al ganado y provocando muy diversos efectos sobre las personas. Entre otros, el de anular por completo su voluntad, dejándolas a merced de quien así las ha aojado.
De esta materia sabían mucho los severos inquisidores que, a finales de la Edad Media, lidiaban con los diabólicos manejos de las brujas. En el siglo XV los monjes dominicos Jacobo Sprenger y Heinrico Institoris redactaron el Malleus maleficarum, conocido también como Martillo de las brujas, algo así como el manual del perfecto inquisidor. En sus páginas instruyen a los jueces del Santo Oficio para que no caigan en las muchas trampas que las hechiceras ponían en funcionamiento al objeto de librarse de cualquier condena.


Una de las tretas utilizadas era la de pedir inocentemente a sus carceleros que les permitieran echar una ojeada a los miembros del tribunal antes de que se celebrara el juicio. Ese breve vistazo, echado desde un lugar discreto que las mantuviera ocultas, bastaba. “Si conseguían hacer tal cosa –explica el texto–, el juez y sus asesores se sentían enajenados en su corazón hasta tal punto que con ello perdían toda su indignación (…) y no se atrevían a hacerles ningún mal, dejándolas irse libres”.
Habían sido aojados, hechizados por el mal de ojo de la astuta bruja que había anulado de ese modo su voluntad. Tan grande era el miedo que los jueces tenían al temible aojamiento que los autores del libro, además de exhortar a los guardianes para que nunca permitieran a las acusadas la previa contemplación del jurado, recomendaban que “la bruja fuera introducida en presencia del juez caminando de espaldas”, de manera que nunca tuviera a los miembros del tribunal bajo su peligrosa mirada.
El veneno de la envidia
En cualquier caso, de las brujas es lógico esperar lo peor, ya que son profesionales del hechizo y la maldad y, según la antigua tradición, cuentan con la ayuda experta del Diablo para realizar sus hazañas. Pero lo curioso del mal de ojo es que la mirada dañina puede proceder de cualquier persona, bruja o no, causando estragos incluso cuando el que mira no desea producir daño alguno. Toda mirada transporta, inevitablemente, las emociones de quien mira, sean estas de afecto o desafecto, de placer o disgusto.
Ira, envidia, odio y todas las pasiones comunes a los humanos viajan empujadas por la vista rumbo a sus destinatarios, a los que infecta con su contenido. El mecanismo es automático, sin que medie necesariamente la voluntad de quien mira. El mundo se convierte así en un entrecruce infinito de miradas venenosas, del que uno puede ser víctima involuntaria como el que resulta atropellado por un coche al atravesar la calle. Y es que toda mirada, por inocente que sea, va cargada de alguna intención.
Plutarco, en su obra Vidas paralelas, escrita alrededor del año 100, advertía ya de su peligro incluso para uno mismo. Cualquier persona, afirmaba, puede dañarse de forma puramente accidental por mirarse en el espejo en el momento inadecuado. Si se enfrenta al espejo cuando su ánimo está embargado por la ira o el odio, esa malquerencia que emerge de sus ojos rebota en la superficie reflectante volviéndose contra ella, que resulta así aojada por su propia mirada.
Los autores antiguos parecen coincidir en que, de todas las malas intenciones que anidan en el corazón humano, la envidia es la más común. Sentir pesar por el bien ajeno parece sensibilidad generalizada, y mirar con envidia a quien posee aquello de lo que uno carece es un mecanismo tan natural como involuntario. La fea envidia a la guapa por su belleza, el pobre al rico, la soltera a la casada, la estéril a la madre prolífica, el fracasado al que triunfa, el de baja estatura a quien es alto, la morena a la rubia y viceversa… En fin, ya lo pregona el añejo refrán: “Si la envidia tiña fuera, ¡cuántos tiñosos hubiera!”. De ahí que el aojo abunde.
Heliodoro, en el siglo IV, lo razonaba de la siguiente manera en su obra Las etiópicas: “No hay que sorprenderse, por lo tanto, de que algunos lleguen a aojar a quienes más quieren y a quienes mejor quieren, pues son envidiosos por naturaleza, y la causa de que obren así no es su voluntad sino su intrínseca manera de ser”. Así, el codicioso no puede evitar mirar al rico con envidia: forma parte de su intrínseca manera de ser. Los moralizantes comentarios de los bestiarios medievales terminaron de acuñar la relación indisoluble de la envidia con el mal de ojo. En el Bestiario de Cambridge, del siglo XII, se alude a la envidia como “mal de ojo que abrasa”.


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Ufología. Abducidos, en busca del tiempo perdido







Miles de personas en todo el mundo afirman haber sido secuestradas por seres de otro planeta. Sus testimonios han dado origen a un fenómeno que se estudia en el contexto de la ufología: la abducción. Pero ¿qué hay de cierto en todo ello? ¿Qué explicación médica, si es que la hay, pueden tener las supuestas abducciones?


¿Qué duda cabe de que los supuestos secuestros de seres humanos por parte de alienígenas, sean ciertos o no, constituyen uno de los fenómenos más apasionantes del siglo XX. Sin embargo, acercarse a un tema tan susceptible de fraude o engaño supone adentrarse en un terreno pantanoso, plagado de peligros, que intentan evitar incluso los más osados ufólogos por miedo a caer en el descrédito o el ridículo. Podría decirse que las abducciones son unos molestos “visitantes del dormitorio” de la ufología. En las siguientes líneas intentaremos aportar un poco de luz al asunto desde un punto de vista estrictamente científico, aunque ya les adelanto que nos resultará imposible determinar si las abducciones son un fenómeno real o no.
Dado que no existen más pruebas que los testimonios de quienes afirman haber vivido una experiencia de este tipo, únicamente podremos intentar clarificar si dichos testimonios obedecen a una experiencia real o si están mediatizados por la experiencia de otros. Si lo están, no tienen ningún valor como prueba de la existencia de abducciones alienígenas. Serán simplemente repeticiones de las historias de otros, aunque resulten muy convincentes tanto para el que las escucha como para el que las cuenta.
Un viaje accidentado
La primera vez que el público oyó hablar de abducciones fue en 1966, cuando el periodista John Fuller publicó El viaje interrumpido (The Interrupted Journey), en el que recogió la supuesta abducción sufrida por el matrimonio Hill la noche del 19 de septiembre de 1961 mientras regresaba a su hogar en Portsmouth (New Hampshire, EE.UU.), conduciendo por la ruta número 3 a través de las White Mountains. La revista Look publicó extractos del libro en sus números del 4 y 11 de octubre de ese año acompañados de una gran campaña publicitaria que hizo que la publicación vendiera más ejemplares que en toda su historia y que convirtió inmediatamente al libro en un best seller con numerosas reediciones.
Los posteriores relatos de abducciones fueron muy similares al de los Hill: el abducido es capturado y llevado a bordo de un platillo volante; es desnudado y tumbado sobre una camilla; es examinado mediante instrumentos especiales, prestando especial atención a sus órganos reproductores; es paseado por la nave; se le transmiten instrucciones o algún tipo de mensaje y, finalmente, es devuelto al lugar en el que se le capturó después de haberle borrado el recuerdo de su experiencia, que será más tarde recordada mediante el uso de la hipnosis regresiva.
Es entonces cuando el abducido empieza a preocuparse por ese “tiempo perdido”. En 1965 la respetada revista británica Flying Saucer Review publicó el caso del brasileño Antonio Villas Boas, que afirmaba haber sido abducido la noche del 16 de octubre de 1957 y obligado a mantener relaciones sexuales con una alienígena. En la década de 1970 otra serie de casos atrajo la atención del público. En 1973 se conoció el de Charles Hickson y Calvin Parker, que decían haber sido abducidos mientras pescaban en el río Pasacagoula (Mississippi, EE.UU.). 1975 fue el año en el que Travis Walton fue presuntamente abducido en el Parque Nacional de Sitgreaves (Arizona, EE.UU.), y en el que la NBC emitió el telefilme de dos horas de duración The UFO Incident (El incidente OVNI), basado en el libro de Fuller. Emitido el 20 de octubre de 1975 y repuesto el 9 de septiembre de 1976, en ambas ocasiones en horario de máxima audiencia, fue visto por millones de personas.
En los dos años siguientes se denunciaron más de cien casos de abducciones. En 1978 se publicó The Walton Experience, escrito por el propio abducido, y The Andreasson Affair, en el que el investigador Raymond Fowler recogió el caso de Betty Andreasson, supuestamente abducida el 25 de enero de 1967 en el salón de su propia casa en Ashburnham (Massachussets, EE.UU.). En 1980 apareció The Tujunga Canyon Contacts, de Ann Druffel y Scott Rogo, un libro en el que se contaba la historia de cinco mujeres abducidas durante más de dos décadas. Todo ello hizo que los ufólogos empezaran a tomarse el tema muy en serio durante la siguiente década.
Tiempos perdidos
Uno de ellos fue Budd Hopkins. En su libro Missing Time (1981) popularizó el término “tiempo perdido” e hizo que muchos de sus lectores acabasen reflexionando sobre la posibilidad de haber sufrido ellos mismos una experiencia similar a la que se recogía en los siete casos descritos minuciosamente en su obra: “Son historias que pueden sucederle a cualquiera: a sus vecinos, a sus seres queridos e, incluso, a usted”, advertía la publicidad. En 1987, Whitley Striber, el afamado autor de novelas de terror como El ansia (The Hunger, 1981), contó su propia experiencia en Communion: A True Story, que se posicionó en el número uno de la lista de los best sellers de “no ficción” del New York Times y del Washington Post.
Ese mismo año el folclorista Thomas E. Bullard realizó un estudio para la Fund for UFO Research en el que registró más de 300 casos de abducciones y Hopkins publicó Intruders, una obra en la que relataba casos tan espantosos como el de Kathy Davis, que había quedado embarazada después de ser abducida y cuyo feto le había sido extraído a los pocos meses por los alienígenas. Hopkins y Strieber fueron quienes hablaron por primera vez de lo que luego se conoció como “visitantes de dormitorio”. Como consecuencia de la atención prestada al tema, el número de casos notificados aumentó considerablemente. En 1992 el historiador David M. Jacobs publicó el informe Secret Life: Firtshand, Documented Accounts of UFO Abductions, en el que afirmaba que el objetivo de las abducciones era la hibridación.
Ese mismo año The Roper Organization –que contaba con Jacobs y Hopkins como asesores– realizó una encuesta a 6.000 estadounidenses y llegó a la conclusión de que 1 de cada 50 presentaban signos de haber sido abducidos. Extrapolando la cifra al total de la población, el número podría haber sido de ¡unos 6.000.000! Con el patrocinio del millonario Robert Bigelow, se enviaron copias de dicho informe a todos los miembros de la American Psychia- tric Association, es decir, a psiquiatras, psicólogos y profesionales de la salud mental de todo Estados Unidos.
El fenómeno ganó credibilidad con la publicación en 1994 de la obra Abduction: Human Encounters with Aliens, en la que el psiquiatra, profesor en Harvard y premio Pulitzer, John E. Mack, que había acompañado a Hopkins en sus numerosas sesiones de hipnosis a supuestos abducidos, analizó un centenar de casos. Se trató de la primera obra del género respaldada por un científico con unas impresionantes credenciales académicas.


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La leyenda del Conde Struc





A pesar de la creencia general de que el vampirismo, tal como lo entendemos habitualmente, procede de Transilvania, ya existía una leyenda en el condado de Ampurias (actual Ampurdán) en el siglo XII situado en la antiguamente llamada Catalunya Vella (es decir, aquella que durante la invasión musulmana no fue sometida a las hordas invasoras y permaneció cristiana), donde tuvo lugar la más escalofriante de las historias de nosferatus o estrugas, palabra ésta derivada de estriges.
Algunos la ubican durante el reinado de Pere el Catòlic hacia 1212 pero las fuentes más fidedignas la sitúan en 1173, año en que transcurre mi novela “Estruch”. En aquellos tiempos se vivían continuos conflictos entre la Corona de Aragón y Cataluña contra los reyes de Francia para apoderarse de Occitania, territorio que pasó a pertenecer desde entonces a la Federación catalanoaragonesa. El rey Alfonso II el Casto, era un joven de diecisiete años y desde la muerte de su predecesor Ramón Berenguer IV la tutoría de nuestras tierras estaba en manos del rey inglés Enrique II de Plantagenet (padre de Ricardo Corazón de León, el mismo de las cruzadas y las aventuras de Robín Hood) y del Obispo de Barcelona Monseñor Guillem de Torroja.
El rey catalán tenía como enemigo principal al rey Llop (en castellano “Lobo”) de Murcia y las incursiones en la Tarraconense eran frecuentes y, al mismo tiempo, teníamos las luchas fronterizas del norte contra los francos en la disputa de Occitania.
Por eso el condado de Ampurias era un hervidero de intrigas, luchas con castellanos e ingleses (aliados del rey Alfonso) por un lado y por el otro los enemigos ya mencionados, sin olvidarnos de los navarros siempre en liza con el reino de Aragón. El conde Estruc fue un notable guerrero que siempre luchó en favor de la Corona catalanoaragonesa y, en aquellos años, ya estaba en su senectud por lo cual fue enviado a Llers, una pequeña villa cerca de Figueras, donde existía otro enemigo esta vez interno: los paganos.
Parte de los catalanes del siglo XII aún vivían apegados a los antiguos cultos iberos paganos, anteriores al Cristianismo, por lo cual éstos eran un potencial aliado de los árabes o, tal vez, de los francos. Por esa razón el viejo soldado tuvo que reprimir esos cultos ancestrales que aún creían en la magia y las ciencias ocultas, origen de la actual creencia en brujas y demás supersticiones, y obligar a los campesinos ampurdaneses a abrazar la fe en Cristo.
Esta represión motivó que el anciano conde sufriera una maldición por parte de sus víctimas y que tiempo después de su muerte natural, Estruc rejuvenecido se levantara de la tumba convertido en reviviente sembrando el terror por toda la Catalunya Vella. Dicen las antiguas leyendas que sólo salía de noche para beber la sangre de sus víctimas, gustaba seducir y violar a las mozas casaderas dejándoles embarazadas. Al cabo de nueve meses las desafortunadas parían pequeños monstruos que morían no más nacer ya que, según las tradiciones antiguas (curiosamente idénticas tanto en Cataluña como en Transilvania) un vampiro no puede tener hijos.
El rey Alfonso II tenía no pocos os en aquellos tiempos y la población estaba realmente aterrorizada. La gente tenía miedo de salir de noche, todos llevaban ajos y crucifijos para protegerse del terrible nosferatu y ya nadie podía dormir en paz hasta que una anciana religiosa encontró la tumba del conde Estruc y le clavó la estaca en el corazón, desapareciendo para siempre la maldición.
Pero el recuerdo del vampiro sobrevivió al paso del tiempo y aún queda el dicho “tenir malastruc” o “mala astrugancia” para definir a quién tiene mala fortuna. Incluso durante generaciones las madres catalanas amenazaban a sus hijos con llamar al conde Estruc si no eran buenos y no hacían lo que se les mandaba.
En el mismo Llers, un poblado donde sopla con gran fuerza la Tramontana del Canigó, un viento frío y áspero que los antiguos habitantes achacaban a unas brujas legendarias, las célebres brujas de Llers que dominaban los aires. El agudo silbido del viento, según las creencias populares, era motivado por la furia de estas mujeres. En Transilvania existía un mito semejante, las ”Ieles” (es decir “las Ellas”), cuyo paralelismo es sorprendente.
Otra leyenda catalana célebre es la de los dips, nombre que se les dio a una especie de perros vampiros (o perros estrugas) que existieron en unas praderas situadas a unos cuantos kilómetros al sur de Reus. Por esa razón se creí un pueblo llamado Pratdip, cuyo nombre es una unión de la palabra Prat (pradera) y dip que en su escudo incluye la figura de un can harto significativa.
Empero, la importancia del conde Estruc es decisiva en la evolución del mito vampírico aunque en aquel tiempo no se le conocía con tal nombre, y podemos considerarle como el primer upiro de la Historia tal como lo entendemos actualmente. Es sabido que en aquellos años, Ricardo Corazón de León, futuro rey de Inglaterra, residía en la misma zona en que se desarrolló la leyenda del conde Estruc ya que fue enviado por su padre Enrique II de Plantagenet para participar en las Guerras del Rosellón, a favor de la corona aragonesa y catalana contra los francos estableciéndose en Perpiñán, a muy escasas leguas de Figueras y de Llers. Tal vez este dato justifique que, tras la Tercera Cruzada acontecida entre 1190 y 1192, el mito pase al Este de Europa.
Es sabido que Ricardo de Inglaterra atravesó el Danubio, camino de Tierra Santa, y que a su regreso en 1193 fue hecho prisionero por Leopoldo, duque de Austria, quien solicitó un fuerte rescate originándose en Inglaterra el conflicto que hemos visto en las películas de Robín Hood. El rey inglés estuvo encerrado en el castillo austriaco de Tierenstein, muy cercano a Transilvania, y cosa curiosa es a finales del siglo XII que estas leyendas irrumpen en los Cárpatos.

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El verdadero Éxodo… Los Yahuds, seguidores de Akenatón





Los egipcios de Aket-Aton que fueron expulsados a Canáa, provincia situada a diez días de marcha desde el valle del Nilo, no se llamaban hebreos sino «yahuds» (adoradores de Faraón), que fundaron más tarde el reino de Yahuda (Judea). A partir de esta comparación, Messod y Roger Sabbah han descifrado el Génesis, que reproduce punto por punto la cosmogonía griega. Abraham, Sarah, Isaac, Rebeca, Jacob, Israel ocultan nombres y títulos de la realeza egipcia. Con la Biblia en la mano, los autores de Les secrets de l’Exode identifican a Aaron como el faraón Hormhed. Moisés era en realidad el general egipcio Mose (Ramesu) que se convertirá después en Ramsés I y Josué, «servidor de Moisés», su primogénito. Ambos comparten los mismos símbolos (la serpiente y el bastón, los cuernos y los rayos) y un mismo destino, el de servir de acompañantes a los disidentes a través del desierto. Akenaton no era otro que Abraham: la Biblia, al hablar de Abraham, respeta el orden cronológico de la vida del faraón monoteísta y refleja su biografía (su sacrificio, la ruptura con el politeísmo, la destrucción de los ídolos, la separación política y religiosa entre él y su padre, las intrigas entre sus esposas) en perfecta sintonía con la egiptología.Así se explicaría que no se hayan descubierto en jeroglíficos egipcios testimonios de un pueblo que vivió 430 años en Egipto -210 como esclavos- bajo distintos faraones. También se aclararía cómo los expulsados pudieron instalarse en Canáa, administrada por Egipto a lo largo de toda su historia, sin que la autoridad faraónica reaccionara. Y sobre todo, cómo un pueblo tan impregnado por la sabiduría de Egipto pudo desaparecer tan misteriosamente, sin dejar rastro ni en las tumbas ni en los templos.Que la Biblia podía ser estudiada como elemento de la egiptología y a la inversa lo adivinaba ya el padre de esta ciencia, Jean-François Champollion: «El conocimiento real del antiguo Egipto interesa igualmente a los estudios bíblicos y la crítica sacra obtendrá numerosas aclaraciones». Sigmund Freud, fascinado por Moisés, tuvo un presentimiento aún más acertado. Aseguraba que de ser millonario, financiaría las excavaciones arqueológicas de Tell el-Armana, la antigua Aket-Aton. «Me gustaría aventurar esta conclusión: si Moisés fue egipcio, si transmitió su propia religión a los judíos, fue la de Akenaton, la religión de Aton».Después de 20 años de exhaustivos estudios, Roger y Messod Sabbah presentan sus extraordinarias conclusiones en Les secrets de l’Exode (Ed. Jean Cyrille Godefroy), un libro del publicaba un avance el diario Le Figaro y que cuestiona la teoría de que la Humanidad posee una memoria colectiva que ha funcionado sin interrupción hasta el siglo XXI.Su punto de partida fue una relectura de la Biblia a partir de la exégesis de Rachi (1040-1105), autor de un comentario del Antiguo Testamento basándose en el Pentateuco hebreo y la Biblia aramea. Al examinar más tarde las pinturas murales que ornan las tumbas del Valle de los Reyes, los autores descubrieron tras los jeroglíficos diversos símbolos de la lengua hebraica. Aunque no existe huella alguna, científica o arqueológica, de la salida de los hebreos de Egipto tal como se describe en la Biblia, Roger y Messod han hallado su correspondencia con la expulsión de los habitantes monoteístas de la ciudad de Aket-Aton.

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¿Que Clase de Dios es Jehová?





¿Y qué es YHVH [Yahvé]? Los teólogos no dudarían en contestar: YHVH es Dios, "El que es": en hebreo "YAH Hoveh" ("Yahvé es"). Su nombre es tan sagrado que habitualmente es sustituido por otro: ADNI, es decir, Adonai (el Señor). Sin embargo, nada indica que YHVH (con las letras Yod, He, Vau y He) se pronuncie Yahvé, ni aun menos Jehová, como es costumbre hacerlo en el mundo occidental. De hecho, dado que en hebreo no se escriben las vocales (excepto por una serie de trazos y puntos), su pronunciación exacta es desconocida, como indica el salmo 91: "Ya que se ha hecho tan mío, lo salvaré / lo protegeré porque conoce mi nombre". De acuerdo con Maimónides, el verdadero nombre de YHVH era tan secreto que sólo podía ser pronunciado por el sumo sacerdote, en el sancta sanctorum del templo de Jerusalén, una vez al año, y con la condición de que se encontrase completamente solo y hablase en voz baja.Siguen creyendo que Jehová es un dios justo y amoroso, pero los escritos demuestran que era un dios tribal, no universal,cruel y que su mayor obsesión era repoblar su territorio con gente que le fuera fiel. De esa manera, se aseguraba de que en el futuro no surgiera ningún foco de "idolatría" a otros dioses, pues consideraba a ese pueblo "de su propiedad personal" (Deuteronomio 7, 6). ¿Cómo lograba eso? Allí comienza la conspiración de jehova. Debía "vaciar" previamente ese territorio de sus anteriores pobladores. Así que jehová dio órdenes de conquistarlo. Eso sí…. para asegurarse que no habría futuras "contaminaciones" religiosas, decretó muchas veces la muerte de sus habitantes: "De las ciudades de esos pueblos que jehová, tu elohim, te da en herencia, no dejarás viva alma alguna; sino que consagrarás a completo exterminio al Hitita, al Amorreo, al Cananeo, al Perezeo, al Jivveo y al Yebuseo, conforme jehová, tu elohim, te ha ordenado; a fin de que no os enseñen a imitar todas las abominaciones que han cometido en honor de sus dioses y pequéis contra jehová, vuestro elohim" (Deuteronomio 20, 16-18).O sea, Jehová no quería prisioneros… ni siquiera mujeres o niños, tal era su crueldad. Por eso tampoco tuvo dudas en aplicar el mismo "remedio" entre los habitantes de su pueblo cuando éstos sentían que jehová no era el dios de bondad que ellos esperaban y comenzaron a adorar de nuevo a sus antiguos dioses: "Así ha dicho Jehová, dios de Israel: "¡Ponga cada uno su espada al costado! ¡Pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta y matad cada uno al propio hermano, al propio compañero, al propio pariente!" (Éxodo 32, 27). Esa orden dejó como consecuencia que tres mil hombres fueran víctimas de tan drástica medida, muriendo a manos de sus seres más queridos.Moisés se hizo cómplice de jehová para provocar asesinatos en masa. Doy el caso de que cuando Coré se rebeló contra Moisés, éste le ordenó presentarse con 250 de sus hombres, portando incensarios ante jehová en la puerta de la Tienda del Encuentro. Cuando todos acudieron, Moisés dijo: "´En esto conoceréis que jehová me ha enviado para hacer todas estas obras y que no es ocurrencia mía: Si mueren estos hombres como muere cualquier mortal, alcanzados por la sentencia común a todo hombre, es que Jehová no me ha enviado. Pero si Jehová obra algo portentoso, si la tierra abre su boca y los traga con todo lo que les pertenece, y bajan vivos al Seól (profundidades de la tierra), sabréis que esos hombres ha rechazado a Jehová´. Y sucedió que nada más terminar de decir estas palabras, se abrió el suelo debajo de ellos; la tierra abrió su boca y se los tragó, con todas sus familias, así como a todos los hombres de Coré, con todos sus bienes". (Números 16, 28-32). Añadiéndose más adelante que "Brotó fuego de Jehová, que devoró a los 250 hombres que habían ofrecido el incienso" (Números 16, 35). Es obvio que las armas de los Ha causaban estragos en las filas de los pobres israelitas que se rebelaban ante jehová y Moisés, su cómplice. Hay otro detalle de la extrema crueldad: Hubo judíos que se impacientaron ante la larguísima travesía por el desierto y se lo hicieron saber a Moisés, manifestándole su inquietud. La reacción de Jehová no fue precisamente "comprensiva": "Envió entonces Jehová contra el pueblo serpientes abrazadoras que mordían a la muchedumbre; y murió mucha gente de Israel" (Números 21, 6). Esas "serpientes abrasadoras eran rayos calcinadores se me figuran rayos laser.en Éxodo 32, 27 no dudó en ordenar la muerte de tres mil hombres, en Deuteronomio 7, 9-10, Jehová le advierte a Moisés: "Has de saber, pues, que Jehová tu Dios verdadero, el dios fiel que guarda la alianza y el amor por mil generaciones a los que le aman y guardan sus mandamientos, pero que da su merecido en su propia persona a quién le odia, destruyéndole". Advirtiéndole luego en Deuteronomio 8, 19-20: "Pero si llegas a olvidarte de Jehová, tu Dios, si sigues a otros dioses, si les das culto y te postras ante ellos, yo certifico hoy ante vosotros que pereceréis. Lo mismo que las naciones que Jehová va destruyendo a vuestro paso, así pereceréis también vosotros por haber desoído la voz de Jehová, vuestro Dios". Es importante aclarar que Jehová hacía caso omiso del servilismo de Moisés, pues no dudaba en amenazarlo si notaba que su "poder" se debilitaba….


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La Leyenda del Leviatán.






El Leviatán –vocablo proveniente del nombre hebreo clásico Livyatan– era un monstruo bíblico que vivía en el mar. Es mencionado en el Antiguo Testamento: Salmo 74:13-14, Job 41 e Isaías 27:1). La palabra “leviatán” suele ser considerada sinónima de cualquier monstruo o criatura acuática de gran tamaño. En hebreo moderno, significa simplemente "ballena".

La palabra "Leviatán" aparece seis veces en la Biblia; también se menciona en el Génesis 1:21: "Dios creó un gran monstruo del mar llamado Taninim". Este nombre puede ser traducido como un monstruo del mar, un cocodrilo o una serpiente gigante. Interpretaciones del Génesis aducen que Dios creó un Leviatán masculino y otro femenino, luego mató a la hembra, la saló y se la ofreció en alimento a los justos, porque si el Leviatán se procreara el mundo no podría más que someterse ante él.

El Leviatán era un pez monstruoso creado durante el quinto día de la Génesis divina. Su historia se relaciona bastante con el “Bathra 74b” del Talmud, donde se dice que el Leviatán será muerto y su carne será servida como banquete a los justos en los tiempos que vendrán, y que su piel se utilizará para cubrir la tienda donde ocurrirá el banquete.
Además, el Leviatán se puede interpretar también como el mar mismo. Algunos eruditos lo han entendido como una referencia bíblica metafórica de los temibles animales marinos que aterrorizaron el reino de Israel. Otros comparan la mención a Tiamat y a otros monstruos similares que representaron al mar como enemigo a los Dioses, en mitos de culturas cercanas.

La interpretación cristiana del Leviatán lo considera a menudo como un demonio o un monstruo natural asociado a Satán o al diablo. Como algunos han sostenido, es el mismo monstruo que “Rahab”, término empleado varias veces en el Antiguo Testamento para designar un poder malvado del Caos (Isaías 51:9).

Por eso, se ha creído que el Leviatán bíblico representa las fuerzas pre-existentes al caos. El Salmo 74:13-14 dice: "eras Tú quien movió el mar con su fuerza, y rompió las cabezas de los monstruos en las aguas; eras Tú quién mató al Leviatán, y lo sirvió como alimento para las criaturas de la Tierra". Y en Génesis 1:2 leemos que “la tierra era vacía y no tenía forma, la oscuridad cubría toda la superficie y entonces el espíritu de Dios emergió desde la profundidades del mar”.

Según las escrituras del Padre Sebastián Michaelis, Balberith –demonio que, se dice, poseyó a la Hermana Madeleine– le dijo al sacerdote no sólo quiénes eran los otros demonios que poseían a la monja, sino también cuáles eran los santos especiales que servirían para oponerse a ellos. Leviatán fue uno de los demonios nombrados por Balberith. Dijo, además, que su adversario era San Pedro.

Para Santo Tomas de Aquino, Leviatán es el demonio de la envidia y el primer diablo destinado a castigar a los pecadores correspondientes.


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Mas sobre Brujas y Aquelarres





Si bien la verdadera brujería dista mucho de estas descripciones, pués más bien se acerca a la corriente del paganismo que a la satánica "oscura", por llamarla así, estas son algunas de las leyendas que circularon en épocas inquisoriales, en las cuales la bruja o brujo aparecían como un ser malévolo que como esclavo de Satán actuaba arrancando vidas y profiriendo diabólicoss maleficios sobre la población.
Leyendas sobre Brujos y Brujas
La brujería es completamente distinta de la magia; el mago llama al diablo y lo pone a su servicio; el brujo y, sobre todo, la bruja, son sus esclavos. Hago hincapié en el femenino de la palabra porque, según los estudiosos, hay un brujo por cada dos mil brujas y son muchas las razones que lo explican y justifican. Desde el relato bíblico del árbol del bien y del mal en el Paraíso, se identifica a la mujer con la serpiente y con la función de colaboradora de Satán en su papel de "tentador". A este recuerdo se añade toda una teoría contraria al sexo y a las actividades sexuales, de las que la mujer es protagonista y -se dice- también incitadora y provocadora. Su sexualidad es mucho más compleja y misteriosa que la del hombre, por eso la sangre menstrual, las placentas y los fetos se utilizan con frecuencia en la brujería, y es más larga. Influye, además, la marginación en una sociedad de hombres en la que se le negaba todo protagonismo y hasta el acceso a la más elemental cultura.
Es también una venganza contra la Iglesia. Mientras los concilios le niegan sistemáticamente el derecho al sacerdocio, ella se convierte en sacerdotisa de Satán y utiliza los poderes que su amo le confiere para amedrentar a los hombres. En cierto modo es la primera rebelión feminista de la historia.
El Sendero de la Brujería
Unas brujas nacen y otras se hacen, porque unas lo son por familia (de madre bruja, hija bruja), otras, por seguir ciertas tradiciones populares (la séptima hija hembra de una familia, debe ser forzosamente bruja) y otras porque ya nada tienen que perder en la vida, y allí encuentran un camino. Todas tienen unos rasgos comunes sea cual sea el lugar, la época o la clase social a la que pertenecen. Son expertas en el laboratorio, resentidas contra el mundo y todas llevan la "marca o sello del diablo", el "made in Satán" que su amo les imprime durante el período de iniciación, que les servirá para identificarse entre ellas pero también las delatará ante sus verdugos. Se trata de cicatrices, antojos o tatuajes que suelen llevar debajo de la tetilla, el hombre, y en el pubis, la mujer.
La bruja de hoy, como la de ayer, tiene dos grandes campos de actividades: el ritual, que comprende la asistencia a aquelarres y a misas negras y la realización de sacrificios; y el práctico, que consiste en la fabricación de hechizos y sortilegios, el maleficio y el mal de ojo.
Se conoce con el nombre de sabbat o aquelarre la gran asamblea de todas las fuerzas del mal en la que los servidores de Satán rinden pleitesía a su Príncipe. "Aquelarre" es la palabra vasca que significa "prado del cabrón". La reunión consta de cinco partes: la convocatoria, el homenaje al diablo, el banquete, el baile y el fin de fiesta: la sexualidad desenfrenada. Hoy ha sido sustituido por la misa negra que es una ceremonia esotérica que invierte y parodia el ritual de la misa católica: se santiguan y rezan el texto al revés, los ornamentos son negros, se consagra sangre de animal y pan negro hecho de excrementos o una hostia triangular, se utilizan orines de cabra en lugar de agua bendita, que el oficiante asperja sobre los asistentes con un hisopo negro, toda la ceremonia se realiza sobre el cuerpo desnudo de una bruja joven que hace las veces de altar y se da culto a Satán en lugar de a Dios.








El segundo gran ritual brujeril son los sacrificios cuya finalidad es la obtención de los poderes sobrenaturales que todas las brujas necesitan para perpetra sus malas acciones.
La brujería práctica es la fabricación de hechizos, sortilegios, pócimas, ungüentos, el maleficio, la ligadura y el mal de ojo. Para desarrollar su macabra tarea utilizan estos objetos: la escoba, que a la orden de "¡Adelante en nombre del diablo!", las pone en órbita, velas de pez negra, un cuchillo mágico, una botella y una jarra tripudas, una cuerda atravesada por plumas de cuervo, alfileres para pinchar las figuras de cera, un almirez para majar las hierbas y redomas, retortas, mecheros y un candelabro llamado "la mano de la Gloria" confeccionado con la mano cortada de un ahorcado. Las brujas de hoy lo tienen mucho más fácil: todos estos objetos se venden en tiendas especializadas en todas nuestras ciudades y se anuncian en las diversas revistas esotéricas.
También las brujas, como su amo y señor, son unas infatigables trabajadoras. Además de sus incómodos vuelos nocturnos, la asistencia a ceremonias agotadoras, la provocación de desastres, el rapto de niños y el cotidiano trabajo en el laboratorio, tienen una actividad sexual desmesurada, como reconoce Sor Madeleine Démadoix, bruja confesa: "Los domingos se corrompen con la cópula con demonios, los jueves se ensucian practicando la sodomía, los sábados se prostituyen con el abominable bestialismo y los demás días siguen el curso normal de la naturaleza".


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Enigma por el Mapa Espacial Sumerico






En una tablilla de arcilla que se encontró en las ruinas de la Biblioteca Real de Nínive. Como otras muchas tablillas, es, indudablemente, una copia asiria de una tablilla sumeria anterior. A diferencia de las demás, es un disco circular; y, aunque algunos signos cuneiformes que hay en ella se han conservado excelentemente bien, los pocos expertos que se tomaron el trabajo de descifrarla terminaron diciendo de ella que era «el más desconcertante documento mesopotámico».En 1912, L. W. King, posteriormente conservador de las antigüedades asirías y babilonias del Museo Británico, hizo una meticulosa copia del disco, que está dividido en ocho segmentos. En las partes no deterioradas, aparecen formas geométricas que no se han visto en ningún otro objeto antiguo, diseñadas y dibujadas con considerable precisión. Entre ellas hay flechas, triángulos, líneas de intersección e, incluso, una elipse -una curva geométrico-matemática que, con anterioridad al descubrimiento, se creía que no conocían en la antigüedad.La inhabitual y desconcertante placa de arcilla se puso por primera vez ante la mirada de la comunidad científica en un informe presentado ante la British Royal Astronomical Society el 9 de Enero de 1880. R. H. M. Bosanquet y A. H. Sayce, en uno de los primeros discursos que se hicieron sobre «La Astronomía Babilonia», se refirieron a ella como un planisferio (la reproducción de una superficie esférica en una mapa plano), y anunciaron que algunos signos cuneiformes de la placa «sugieren medidas… parecen tener algún significado técnico».Los muchos nombres de cuerpos celestes que aparecen en los ocho segmentos de la placa dejan claro su carácter astronómico. Pero Bosanquet y Sayce estaban especialmente intrigados con los siete «puntos» de uno de los segmentos. Decían que quizás representaran las fases de la Luna, si no fuera por el hecho de que los puntos aparecían a lo largo de una línea donde se citaba a «la estrella de estrellas» DIL.GAN y a un cuerpo celeste llamado APIN.«No cabe duda de que esta enigmática figura es susceptible de una explicación sencilla», decían. Pero sus esfuerzos por dar esa explicación no fueron más allá de la lectura correcta de los valores fonéticos de los signos cuneiformes y la conclusión de que el disco era un planisferio celeste.Cuando la Royal Astronomical Society publicó un esbozo del planisferio, J. Oppert y P. Jensen avanzaron algo más en la lectura de los nombres de alguna estrella o planeta. En 1891, el Dr. Fritz Hommel, en un artículo publicado en una revista alemana («Die Astronomie der Alten Chaldaer»), llamó la atención sobre el hecho de que cada uno de los ocho segmentos del planisferio formaba un ángulo de 45 grados, por lo que llegó a la conclusión de que en la tablilla se representaba un barrido total del firmamento -los 360 grados de los cielos. Y sugirió también que el punto focal marcaba alguna situación «en los cielos babilonios».Así quedó el tema hasta que Ernst F. Weidner, en un artículo publicado en 1912 (Babyloniaca: «Zur Babylonischen Astronomie») primero, y después en su principal libro de texto Handbuch der Babylonischen Astronomie (1915), analizó exhaustivamente la tablilla, sólo para concluir que no tenía sentido.Su desconcierto vino provocado por el hecho de que, mientras las formas geométricas y los nombres de las estrellas o planetas escritos dentro de los distintos segmentos eran legibles o inteligibles (aun cuando su significado y propósito no estuvieran claros), las inscripciones a lo largo de las líneas (que discurren en ángulos de 45 grados entre sí), simplemente, no tenían sentido. Constituían, invariablemente, una serie de sílabas repetidas en la lengua asiría de la tablilla. Iban, por ejemplo, así: Lu bur di lu bur di lu bur diBat bat bat kash kash kash kash alu alu alu alu.






Weidner llegó a la conclusión de que la placa era tanto astronómica como astrológica, utilizada como tablilla mágica para exorcismos, al igual que otros textos donde aparecían sílabas repetidas. Con esto, se perdió cualquier interés posterior en una tablilla única. Pero las inscripciones de esta tablilla muestran un aspecto totalmente diferente si probamos a leerlas no como signos lingüísticos asirios, sino como palabras silábicas sumerias; pues resulta difícil dudar de que esta tablilla es una copia asiria de un original sumerio anterior. Si observamos uno de los segmentos (al que podríamos dar el número I), sus sílabas sin sentido adquieren, literalmente, pleno significado si utilizamos el valor sumerio de estas palabras silábicas. Na na na na a na a na un (a lo largo de la línea descendente) Sha sha sha sha sha sha (a lo largo de la circunferencia)Sham sham bur kur Kur (a lo largo de la línea horizontal)Lo que se nos revela aquí es un mapa de ruta que marca el camino por el cual el dios Enlil «iba por los planetas», acompañado por algunas instrucciones de funcionamiento. La línea inclinada a 45 grados parece indicar la línea de descenso de la nave espacial desde un punto que está «alto alto alto alto», a través de «nubes de vapor» y una zona inferior en la que no hay vapor, hacia el punto del horizonte, donde los cielos y el suelo se encuentran. En los cielos cercanos a la línea horizontal, las instrucciones a los astronautas cobran sentido: se les dice «preparen preparen preparen» sus instrumentos para la aproximación final; después, cuando se acercan al suelo, los «cohetes, cohetes» se encienden para detener la nave que, según parece, se elevaría («remontar») antes de alcanzar el punto de aterrizaje, dado que tenía que pasar por encima de terrenos altos o escabrosos («montaña montaña»).La información que nos proporciona este segmento pertenece, claramente, a un viaje espacial del mismo Enlil. En este primer segmento, se nos da un esbozo geométrico preciso de dos triángulos conectados por una línea que gira en ángulo. La línea representa una ruta, pues la inscripción afirma con claridad que el esbozo muestra cómo «la deidad Enlil iba por los planetas».El punto de salida es el triángulo de la izquierda, que representa las partes más alejadas del sistema solar; la zona objetivo está a la derecha, donde todos los segmentos convergen hacia el punto de aterrizaje.El triángulo de la izquierda, que aparece con la base abierta, se parece a un conocido signo de la escritura pictográfica de Oriente Próximo; su significado se puede interpretar como «el dominio del soberano, el país montañoso». El triángulo de la derecha viene identificado por la inscripción shu-ut il Enlil («Camino del dios Enlil»); este término, como ya sabemos, identifica a los cielos septentrionales de la Tierra. La línea angulada, por tanto, conecta lo que creemos que debió ser el Duodécimo Planeta -«el dominio del soberano, el país montañoso»- con los cielos de la Tierra. La ruta pasa entre dos cuerpos celestes -Dilgan y Apin.








Algunos expertos sostienen que estos eran los nombres de estrellas distantes o partes de constelaciones. Si las actuales naves espaciales, tripuladas y no tripuladas, navegan a través de situaciones «fijas» predeterminadas por brillantes estrellas, no se puede descartar que los nefilim utilizaran una técnica de navegación similar.Sin embargo, la idea de que estos dos nombres se aplicaran a tales estrellas distantes no parece encajar con el significado de sus nombres: DIL.GAN significa, literalmente, «la primera estación», y APIN, «donde se establece el curso correcto».Los significados de los nombres indican estaciones en el camino, puntos por los que hay que pasar. Estamos más de acuerdo con autoridades como Thompson, Epping y Strassmaier, que identificaron a Apin con el planeta Marte. Si es así, el significado del esbozo se aclara: la ruta entre el Planeta del Reino y los cielos de la Tierra pasaba entre Júpiter («la primera estación») y Marte («donde se establece el curso correcto»).Esta terminología, por la cual se relacionaban los nombres descriptivos de los planetas con su papel en el viaje espacial de los nefilim, se adecua a los nombres y epítetos de las listas de los Siete Planetas Shu. Como si se hubiera hecho para confirmar nuestras conclusiones, la inscripción que afirma que ésta era la ruta de Enlil aparece debajo de un fila de siete puntos -los Siete Planetas que hay entre Plutón y la Tierra. No sorprende, por tanto, que los cuatro cuerpos celestes que restan, los de la «zona de confusión», se muestren por separado, más allá de los cielos septentrionales de la Tierra y de la banda celeste. En el resto de segmentos no deteriorados de la tablilla, se hace evidente también que nos encontramos ante un mapa del espacio y un manual de vuelo. Siguiendo en la dirección opuesta a las manecillas del reloj, la parte legible del siguiente segmento lleva la inscripción: «tomar tomar tomar lanzar lanzar lanzar lanzar completar completar». En el tercer segmento, donde se ve una parte de la inusual forma elíptica, las inscripciones legibles son «kakkab SIB.ZI.AN.NA … enviado de AN.NA … divinidad ISH.TAR», y la intrigante sentencia: «Deidad NI.NI supervisor del descenso».En el cuarto segmento, que tiene lo que parecen ser indicaciones sobre cómo establecer el destino de uno en función de cierto grupo de estrellas, la línea de descenso se identifica, concretamente, con la línea de horizonte: la palabra cielo se repite once veces bajo la línea.¿Acaso este segmento no representará una fase del vuelo cercana a la Tierra, cercana al lugar de aterrizaje? Éste podría ser, de hecho, el sentido de la leyenda que aparece sobre la línea horizontal: «colinas colinas colinas colinas cima cima cima cima ciudad ciudad ciudad ciudad». La inscripción que hay en el centro dice: «kakkab MASH.TAB.BA [Géminis] cuyo encuentro está fijado; kakkab SIB.ZI.AN.NA [Júpiter] proporciona el conocimiento».Si, como parece ser el caso, los segmentos se disponen en una secuencia de aproximación, uno casi puede compartir la excitación de los nefilim cuando se acercaban al espaciopuerto de la Tierra. El siguiente segmento, que identifica de nuevo la línea de descenso como «cielo cielo cielo», dice también: Nuestra luz nuestra luz nuestra luz cambio cambio cambio cambio observa el sendero y el alto suelo …tierra llana…La línea horizontal tiene, por vez primera, cifras: cohete cohete cohete ascenso 40 40 4040 40 20 22 22 planear. La línea superior del siguiente segmento ya no dice «cielo cielo», sino «canal canal 100 100 100 100 100 100 100». Se puede discernir un patrón en este segmento, en gran medida deteriorado. A lo largo de una de las líneas, la inscripción dice: «Ashshur», que puede significar «El que ve» o «ver».El séptimo segmento está demasiado deteriorado para poder examinarlo; las pocas sílabas discernibles que tiene significan «distante distante … avistar avistar», y las instrucciones dicen «presionar abajo». El octavo y último segmento, sin embargo, está casi completo. Las líneas direccionales, las flechas y las inscripciones marcan un sendero entre dos planetas. Las indicaciones de «remontar montaña montaña», muestran cuatro grupos con cruces, donde pone dos veces «combustible agua grano» y dos veces «vapor agua grano». ¿Sería en este segmento donde se hablaría de la preparación para el vuelo hacia la Tierra, o trataría del abastecimiento para el vuelo de regreso al Duodécimo Planeta? Quizás se tratase de lo último, pues la línea con la flecha puntiaguda que apunta hacia el lugar de aterrizaje en la Tierra tiene, en su otro extremo, otra «flecha» apuntando en dirección opuesta, y con la leyenda «Retorno».




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¿Son Malas las Superticiones?







La palabra “superstición” tiene una connotación peyorativa – las creencias supersticiosas son normalmente consideradas como estúpidas e irracionales. La gente que a menudo se ve envuelta en un comportamiento supersticioso responde con una sonrisa ligeramente avergonzada, pretendiendo que no se lo toman en serio aunque se sienten obligados a realizar su ritual de la suerte.
Todo esto es apropiado, en mi opinión, dado que las supersticiones son creencias mágicas. Las investigaciones también han demostrado que están motivadas psicológicamente – una forma de tratar con cierto sentido de carencia de control. El ritual mágico nos da un falso sentido de control sobre los eventos (si visto mi camiseta de la suerte, mi equipo ganará). De hecho, una investigación de Whitson y Galinsky demuestra que sentir una carencia de control incrementa la percepción de patrones incluso en áreas no relacionadas:

Los participantes que carecían de control era más probable que percibieran una variedad de patrones ilusorios, incluyendo ver imágenes en el ruido, formar correlaciones ilusorias en la información del mercado de valores, percibir conspiraciones y desarrollar supersticiones.

Un estudio de 2006 por parte de Perkins y Allen demuestra que la gente con un historial de abusos físicos infantiles es más probable que crea en lo paranormal, especialmente aquellas creencias que proporcionan un sentido de control, como la PES y la brujería. La motivación para las supersticiones parece ser predominantemente el control. El proceso es hiperactivo en reconocimiento de patrones y detección de agentes. Vemos patrones que no están allí y los atribuimos a agentes invisibles para explicarlos. En su nivel más simple, esto puede simplemente asumir una causa y efecto para dos eventos no relacionados, como vestir cierta camiseta y el resultado de una competición deportiva. Alguna gente adopta la idea de que hay algún poder místico en el universo que conecta estos dos eventos.

Recientes estudios realizados por Damisch et. al. muestran, sin embargo, otro aspecto de la superstición – un efecto potencialmente beneficioso. Los investigadores observaron el rendimiento en tareas y la realización de supersticiones rituales, como cruzar los dedos. Lo que encontraron:

“Activar una superstición aumenta la confianza de los participantes en dominar las tareas que le esperan, lo cual, a su vez, mejora el rendimiento”.

También encontraron que este efecto de mayor rendimiento se explicaba en parte por una mejora en la “evaluación de la auto-eficacia” y en parte por un aumento en la persistencia de tareas. Los sujetos tenían más confianza y pasaban más tiempo en la tarea. De ser cierto, esto podría indicar que las creencias en las supersticiones pueden proporcionar una ventaja selectiva específica, y no ser sólo un efecto colateral de nuestra formación psicológica.

Para hacer las cosas aún más interesantes, otras investigaciones indican una pequeña tendencia en las creencias supersticiosas a correlarse con una menor evaluación de la auto-eficacia. Por lo que la gente supersticiosa puede tener una menor confianza en la línea base. Pero, ¿cuál es la causa y efecto? ¿Las supersticiones surgen en la gente con baja confianza como mecanismo compensatorio, o creer en supersticiones provoca menos confianza – tal vez una entrega del control al agente mágico? Ambas direcciones de causa podrían estar en funcionamiento en un efecto de auto-refuerzo.

Por tanto, aunque realizar rituales supersticiosos pueden temporalmente mejorar nuestra confianza y, por tanto, rendimiento, no tener creencias supersticiosas también está asociado con una mayor confianza. Estos efectos no han sido estudiados juntos, no obstante, y sería muy interesante una investigación posterior comparando varios grupos.

Esta relación entre superstición, confianza y rendimiento me recuerda a “El Factor Suerte” de Richard Wiseman. En este libro, describe la investigación que demuestra que la gente que cree que tiene suerte, realmente tienen más “suerte” que la gente que cree que no es afortunada. No obstante – la gente parece crear su propia suerte. Creer en la propia fortuna motiva a la gente a tomar decisiones, evaluar oportunidades y crear el momento para que la buena suerte llegue. Mientras que los “gafes” se condenan a sí mismos no haciendo estas cosas.

Podemos por tanto ver un principio más general – la autoconfianza, incluso si está generada por creencias mágicas, se traduce en mejor “suerte” y rendimiento. Pero es la propia autoconfianza lo que funciona, y ciertamente puede derivarse a partir de fuentes no supersticiosas.

Instintivamente me echan para atrás las auto-afirmaciones vacías (como Stewart Smalley), pero la investigación parece indicar que creer en uno mismo realmente se traduce en éxito. Prefiero mejorar mi autoconfianza con el conocimiento y la comprensión. Llámalo auto-afirmación escéptica.


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