En 1979, en pleno gobierno militar, varios -y asustados- automovilistas santiaguinos hicieron el siguiente relato: Una hermosa joven de cabellera larga y rubia, vestida con un abrigo blanco, les había hecho autostop en la Avenida Kennedy, en las cercanías de la calle Gerónimo de Alderete. Tras lograr que los autos se detuvieran, la joven siempre se subía al asiento trasero.
Pero, al cabo de unos dos o tres kilómetros, en los precisos instantes en que los vehículos comenzaban a acelerar, la misma mujer les susurraba a los conductores, con una voz tranquila y suave: “No corra, por favor, vaya más despacio. Es peligroso. En una de estas calles me maté yo”. Cuando los sorprendidos conductores escuchaban la frase y miraban instintivamente por el espejo retrovisor, la joven ya no estaba en el auto. Había desaparecido sin dejar rastro.
Una vez que la noticia de la aparición comenzó a esparcirse, las denuncias se acumularon. Muchos matrimonios y parejas del barrio alto -además de varios taxistas que trabajaban en el sector-, aseguraron entonces que también habían detenido sus autos para llevar a la misteriosa joven rubia. Pero siempre ocurría lo mismo. Al cabo de pocas cuadras y cuando los autos comenzaban a ganar velocidad, la mujer les pedía que aminoraran la marcha para después hacerse humo. Decenas de personas, obviando el temor al ridículo, dejaron constancia del hecho en la Comisaría de Carabineros de Las Tranqueras, concediendo después entrevistas a varios medios en las que revelaron todos los detalles del sobrenatural episodio.
Teorías sobre “la Rubia de Kennedy”
Luego que se barajaran toda clase de teorías para explicar la extraña presencia de la mujer -unos universitarios incluso aseguraron que ellos habían echado a correr los rumores de la historia, en una especie de experimento sociológico que estaban haciendo-, la investigación de varios medios periodísticos, que bautizaron de inmediato a la aparición como la “Rubia de Kennedy”, pudo aportar detalles más claros.
Un accidente automovilístico con resultado de muerte había ocurrido el año anterior –el 8 de agosto de 1978, para ser más exactos-, en la intersección de Gerónimo de Alderete con la Avenida Kennedy. La occisa era una joven mujer llamada Marta Infante, cuyos rasgos físicos se asemejaban a la descripción de los testigos. Ella trabajaba en la Corporación de la Madera y regresaba de comer en compañía de su novio, al momento de encontrar la muerte a bordo de su automóvil.
Con el paso de las décadas, los encuentros y testimonios de testigos que se encontraban con la rubia aparición amainaron hasta casi desaparecer. Pero la leyenda dejó una huella tan honda en el inconsciente colectivo, que hoy muchos santiaguinos -taxistas especialmente- aseguran que la historia de la “Rubia de Kennedy” no es una invención y es ciento por ciento verídica.
Para dar fe del interés público que desató este caso, en 1995 se estrenó una película llamada precisamente “La Rubia de Kennedy”. Protagonizada por la actriz Carolina Fadic, en el papel de la mujer fantasma, la película intentaba vincular la historia del fantasma con otros personajes de la mitología chilena. Pero el film fue destrozado por la crítica y fracasó estrepitosamente en la taquilla, aunque sirvió para poner de nuevo en el tapete esta aparición inexplicable. Como cruel coincidencia, Carolina Fadic, tal como Marta Infante, la presunta “Rubia de Kennedy”, falleció años más tarde en la flor de la vida. Murió en octubre del 2001 debido a un ataque cerebral, cuando sólo tenía 28 años.
Por lo pronto, si vas conduciendo de noche por Avenida Kennedy, y divisas a una mujer misteriosa y errante parada en la calzada, de cabello rubio y abrigo blanco, te recomendamos que aprietes el acelerador y pases de largo.
Fuente: https://www.guioteca.com/fenomenos-paranormales/la-rubia-de-kennedy-mito-urbano-o-alma-en-pena/
No hay comentarios:
Publicar un comentario