El "culebrón" es una de las leyendas más extendidas en áreas rurales chilenas, de Norte a Sur, adquiriendo particular importancia en zonas como el Valle del Aconcagua, San Fernando, Talca, Temuco, Osorno y la Isla Grande de Chiloé. En Santiago es famosa la historia del "culebrón" que habitaría en el ex Fundo y la Capilla Santa Corina de Pudahuel. Alcanza incluso territorios argentinos como Mendoza, donde es llamado "viborón".
Corresponde a una extraña criatura con aspecto de serpiente gigante y monstruosa, muchas veces asociada a actividades de hechicería o presencias demoníacas, además de necromancia y custodias de tesoros escondidos en montañas, cementerios o bosques.
El "culebrón" suele ser representado o descrito como una serpiente grande y gruesa, con enorme cabeza, a veces totalmente peluda o con pelos sólo en el lomo, otras veces con alas como de dragón, fauces monstruosas y a veces rasgos de animales como caballos, perros o pumas. Otras versiones lo detallan como un ser reptiliano, mitad hombre y mitad serpiente. Suele ser sigiloso y ágil, pudiendo custodiar fortunas sepultadas en cuevas o enterramientos, además de ser convocado por algunos brujos y nigromantes. Sus hábitos son especialmente nocturnos, llegando a ser muy agresivo si es molestado y capaz de hipnotizar a distancia con el poder de su mirada, o bien de causar enfermedades extrañas.
Es curioso que exista un mito tan arraigado sobre ofidios descomunales en un país donde no existen serpientes de gran tamaño. También llama que se atribuyan poderes que otras leyendas adjudican a las cobras de Asia y África, como es el encantamiento de sus presas, y que además se le señale capaz de engullir presas enteras incluyendo ganado y seres humanos, condición que es propia de serpientes de gran tamaño. Por estas y otras razones, hay quienes suponen que la tradición y folklore alrededor del "culebrón" llegó a Chile a través de la leyenda ibérica del "cuélebre", otra culebra gigante de ojos incandescentes y habitante de cuevas, muy célebre en las creencias antiguas de Asturias, Galicia y Cantabria. El mito tiene también algunas analogías con el de otras serpientes monstruosas como la Vípera de Grecia o el Ajatar de Finlandia.
En Copiapó ha existido una versión local del mito, vinculado a pretendidos acontecimientos que causaron pavor por algunos años aunque hace tiempo ya, en el Cementerio General de la ciudad. Debe ser uno de los reportes situados más al Norte del territorio chileno sobre supuestas apariciones del "culebrón", además, porque parece ser que más septentrionalmente la leyenda se va entibiando y volviéndose menos popular, aunque presente en algunos casos que no dejan de ser interesantes también, como cierto folklore de Antofagasta.
Hará unos 30, 40 o más años que comenzaron a correr rumores de esta presencia allí en el camposanto, según recuerda la tradición oral sin grandes precisiones ya. Todo comenzó cuando los guardias del cementerio que hacían el turno de noche, comenzaron a percibir cosas extrañas y ver movimientos misteriosos dentro del recinto, como sacudidas en las ramas de árboles que no podían explicarse, y agitaciones que semejaban al desplazamiento de algo muy grande y pesado entre los mausoleos y nichos.
Una de esas noches, según la misma creencia, los empleados lograron distinguir un enorme monstruo que bajaba desde una de las palmeras que aún se encuentran en el cementerio, y descubrieron con horror que se trataba de un enorme "culebrón", que bajaba en horas oscuras para perderse entre las criptas y callejones de sepulturas. Varias veces habrían vuelto a encontrarse con esa monstruosidad allí en alguna de las tumbas, causando pánico a los cuidadores.
Nacía así el mito del "culebrón" habitante del Cementerio General de Copiapó, quizás una de las historias más pintorescas que se conocen en el legendario urbano de la región.
Esta leyenda de este "culebrón" copiapino guarda ciertas semejanzas con otra mucho más conocida: el mismo monstruo que habitaría en el Cementerio de Purranque, en la Región de Los Lagos. Éste "culebrón" sureño tiene cabeza equina y mora también entre las tumbas, alimentándose de los cadáveres allí sepultados. Como en el caso copiapino, el engendro se refugia durante el día en algún secreto escondrijo del camposanto, saliendo de él sólo durante las noches para causar espanto y amenazar a todo aquel que tenga la audacia o la insensatez de cruzarse en su camino. Se han contado historias parecidas sobre los cementerios de Talagante, Rancagua o Talca, por lo que quizás se trate de una creencia que se ha ido adaptando localmente.
Luego de algún tiempo haciendo sus siniestras apariciones y causando temor en los funcionarios municipales de Copiapó, la misteriosa criatura desapareció de allí y jamás volvió a verse.
Infelizmente, los actuales guardias del Cementerio General no pertenecen a la generación de trabajadores que conoció del legendario "culebrón", recordando sólo en forma vaga aquella historia que sonó en el ambiente local. Ni siquiera recuerdan cuál de las palmeras dentro de la necrópolis fue aquella donde el supuesto monstruo solía esconderse y dormir durante la luz del día, bajando sólo en las noches profundas y estrelladas de Atacama. En internet sólo encuentro una escueta referencia publicada en octubre del año 2010, en un reportaje de "El Diario de Atacama", por lo que sin duda se trata de algo que va en retirada.
Como la leyenda casi ha sido olvidada por los propios habitantes de Copiapó y los funcionarios del Cementerio General, quise dejar acá un pequeño registro con lo que pude conocer del mito, y esperar darle así un pequeño empujón de vida antes de su ocaso final en el folklore oral atacameño.
Fuente: https://urbatorium.blogspot.cl/2013/09/la-siniestra-leyenda-del-culebron-del.html
exceente articulo amigo muy interesante .
ResponderEliminarexcelente
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